martes, 19 de agosto de 2008

carta al Comandante "mito" Guevara y al Subcomandante Marcos



Hermanos, hermanos y hermanos. Nada más...
No hay nada más en mi mente que un ahogado grito soñador que clama por el apocalypsis de la represión.
Armo la idea de borrar la pena de muerte, un sistema avaro, egoísmo y desunión de la estructura social en la que han encerrado mis ideas.
Somos pocos, mucho silencio. Aquellos que tienen el poder no saben que a veces el silencio hace mas ruido que sus estallidos de injusticia. Tampoco saben que sólo nos apoyamos en la cautela pero sin volvernos dudosos ni pasivos.
Algún día se cansarán de su propia degradación y pedirán a su subconciente perdón infinito cuando sólo obtendrán de nuestra parte repudio y ahí será cuando conozcan la justicia que ha causado tanta inquietud y revuelta de nuestra parte. Ahí será cuando les enseñemos que el dinero a quien tanto adoraban no es un parche que tapa o justifica tanto genocidio. Ahí será cuando los pueblos nos agradezcan y aclamen, mientras nosotros seguimos pensando en lo más importante que tiene un hombre: ser parte de una sociedad culta; sin creernos más que nadie ni sentirnos merecedores de su idolatría porque en definitiva hemos luchado con nuestros hombres por un incansable grito de justicia y unión.
El significado de guerra sólo significará "lucha gral. para mantener la hermandad". Ahí se darán cuenta que los héroes y mitos que renacen en la palabra de cada revolucionario volverán para acosar su consiencia y para recordarles que ellos fueron quienes sentaron las bases de la sensatez.
Por ahora nos apoyamos mutuamente con la palabra y con toda la entereza de la humanidad. Caminamos por rutas lo más alejadas posibles de un sistema opresor, pero a veces sufrimos dicha opresión. Muchos se callan por diferentes razones. Creo que el silencio de los pueblos,el conformismo que tanto me preocupa refleja dicha opresión del sistema.

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